Cultura
Probablemente el cannabis pueda afectar a todos nuestros sistemas; si puede afectar incluso a nivel mental con nuestra memoria, ¿cómo no va a interferir en el funcionamiento de nuestro sistema digestivo? Algo hay aquí y lo queremos compartir contigo.

Javiera Carrillo
Redactora
Aunque poco se sepa de esto, el sistema endocannabinoide tiene una importancia fundamental para la regulación de los procesos digestivos, incluyendo el apetito, el hambre, la saciedad e incluso la salivación. Los receptores cannabinoides están distribuidos por todo el sistema digestivo y también en las regiones del cerebro que se consideran esenciales para el eje cerebro-intestinal.
En algunos casos, introducir cannabinoides extras en el sistema endocannabinoide del tracto gastrointestinal implica sólo efectos positivos. Esto se aplica a personas que sufren trastornos gastrointestinales como la enfermedad de Crohn, enfermedades inflamatorias del intestino y el síndrome del intestino irritable. Los cannabinoides de por sí pueden reducir la inflamación en enfermedades inflamatorias del intestino. También reducen la velocidad a la que la materia pasa a través del intestino grueso y las secreciones de fluidos causadas por la inflamación, lo que ayuda a aliviar las náuseas y prevenir los vómitos y la diarrea.
Si hablamos del apetito, el cannabis siempre será un aliado para inducir ese hambre que no mide consecuencias, resultando muy beneficioso para aquellos que sufren algún trastorno alimenticio que afecte directamente al apetito. Aquí es donde entra el famoso y anhelado “bajón” al campo de la salud, ese hambre voraz e incontrolable que te ataca luego de unas fumadas: “¿hagamos hambre?”
Pero, por otra parte, la introducción de cannabinoides también puede resultar perjudicial, produciendo una serie de síntomas poco frecuentes o inesperados como vómitos agudos, conocido como síndrome hiperémesis cannabinoide, e incluso una pancreatitis aguda.
No están claras las razones de por qué algunas personas puedan presentar problemas digestivos con el uso de cannabis y tampoco se ha demostrado que esto pueda ser efecto del mismo consumo. Sin embargo, una posible vía de investigación es indagar en otras enfermedades preexistentes que puedan causar problemas digestivos, los que, a su vez, se pueden exacerbar con el consumo de cannabis. Por ejemplo, se sabe que el estrés crónico hace que muchas personas experimenten pérdida de apetito, lo que también suele tratarse con cannabis. Muchos informes anecdóticos de consumo habitual de cannabis acompañado de pérdida de apetito también implican síntomas de estrés. Además, tanto el consumo de cannabis como el estrés crónico pueden alterar la producción y transmisión de la grelina (hormona del hambre).
La dosis, consistencia y el tiempo de consumo de cannabis son los factores que pueden determinar las probabilidades de experimentar efectos negativos, pero las diferencias genéticas son otro factor que podría influir.
El tema del cannabis sigue estando rodeado de prejuicios y persecución, pero esto no quita que en algunos casos su uso medicinal sí pueda generar efectos negativos. Por eso es tan importante tener información científica sobre las distintas consecuencias que puede tener consumir cannabis y sus derivados.
¿Consumirías cannabis para tratar problemas gastrointestinales? ¿Cuál es tu opinión frente al cannabis y su uso medicinal en esta y otras áreas?
Repite el último capítulo de Mañaneros, y analiza esta noticia junto a la Profe Pau y Socías.
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