El último informe del Ministerio de Sanidad español revela una caída histórica del uso de cannabis en menores de 18 años. Sin embargo, el aumento de su potencia, las nuevas formas de consumo y las altas tasas de tratamientos por sustancias abren interrogantes sobre sus efectos y su enfoque legal
La disminución de 40 % del consumo de cannabis entre jóvenes de 14 a 18 años en España, según la última Monografía sobre Cannabis 2025 del Ministerio de Sanidad, marca un hito en el país. Los alumnos de secundaria pasaron de estar en un 25 % el 2004 al 15 % en 2023. Esto podría verse como un éxito para la salud pública, pero existen otros matices a considerar.
En contraste, la población de 15 a 64 años se ha mantenido estable en torno al 10–12 % del consumo mensual. Su uso diario ha crecido levemente hasta alcanzar el 2,5 %. La marihuana sigue siendo la sustancia ilegal más consumida en España, lo que ha traído consecuencias al sistema de salud.
Según el informe, después de la cocaína el cannabis es el segundo responsable de los ingresos a tratamiento por consumo de sustancias con un 27,4 % de los casos totales. Además, es la principal causa por la que el 93,5 % de los menores de 18 años deciden tratar su dependencia. Las urgencias hospitalarias por casos de sustancias psicoactivas ilegales presentan otros datos. El 46,2 % han estado relacionados con el consumo de marihuana, superior a los de cocaína.
Otro punto que genera preocupación es el incremento en la potencia del THC. Hoy alcanzan el 29 % en resina y el 12,6 % en flores. Este cambio puede afectar directamente a personas que tengan casos de trastornos mentales, dependencia o problemas cardiovasculares. Además, el auge de formatos como comestibles, vapeadores y cannabinoides sintéticos presenta nuevos desafíos para la regulación y el control de daños. El informe sostiene implementar una “respuesta integral”, basada en la vigilancia epidemiológica, prevención con evidencia, educación y políticas públicas eficaces.
La psiquiatra del Hospital Clínic de Barcelona, Alejandra Segura, advierte que si bien el consumo en adolescentes ha disminuido, el uso problemático del cannabis puede crecer en otros rangos etarios. “La prevalencia de consumo en la población general, entre 15 y 65 años, ha aumentado en la última década en torno a un 35% o 40 %, especialmente en personas entre los 18 y 35 años, donde ya alcanza un 23%”, señala. Aunque se refiere a quienes han consumido al menos una vez en la vida, Segura enfatiza que los casos que implican consecuencias negativas también podrían ir en ascenso.
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— En Volá (@en_vola) March 20, 2025
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