Imagina que vas de puerta en puerta pidiendo dulces cuando, de pronto, un grupo de monstruos (muy risueños y con los ojos sospechosamente rojos) te roban la bolsita y se devoran todos tus dulces ¿Travesura? ¿Bajón? No, amigas y amigos, aquí hablamos de la más terrorífica maldad.