Cultura
En abril de 2018, Zimbabue se convirtió en el segundo país africano en legalizar el cannabis para uso medicinal y científico, uniéndose al pequeño grupo de pioneros países africanos que en los últimos años han comercializado el cultivo o han hecho avances en este tema.
Javiera Carrillo
Redactora
Muchos países africanos dependen de los beneficios generados por la exportación de cultivos comerciales como el cacao, algodón y maíz, pero con precios que fluctúan constantemente y terminan siendo ingresos poco fiables. La legalización del cannabis podría proporcionar otra fuente de ingresos lucrativa y generar más puestos de trabajo.
El cannabis es uno de los sectores de más rápido crecimiento en África, pero Zimbabue es sólo uno de los 10 países que lo ha despenalizado o ha intentado avanzar con este tema. Esta decisión se debió principalmente a razones económicas: Mthuli Ncube, ministro de finanzas de Zimbabue, manifestó que la producción de cannabis podría generar 1.300 millones de dólares en 2021, lo que la convierte en una de las industrias más lucrativas del país.
Sudáfrica ha avanzado lentamente en su despenalización con fines médicos, pero sigue manteniéndose lejos de una legalización completa.
La mayor parte de la cosecha de África todavía se produce en la industria ilegal. Según el informe regional de Cáñamo y Cannabis de África, el 2018 este país representó el 11% del mercado mundial, valorado en 37.300 millones de dólares.
Con una industria ilícita de cannabis que ya prospera en muchos países africanos, la despenalización y la regulación pueden ser necesarias para controlar la industria y uso de la planta. La regulación también garantizará que la producción ilegal esté formalizada, generando así ingresos fiscales adicionales y estimulando aún más el desarrollo económico.
Dado que el cannabis se sigue produciendo ilegalmente en todo el continente, la legalización y la regulación totales podrían generar enormes beneficios económicos para África e incluso generar una ganancia anual potencial de alrededor de 7 mil millones de dólares para 2023.
Despenalizar, y eventualmente legalizar el cannabis, podría aumentar la diversificación, estimular el crecimiento y ayudar a tratar problemas que afectan al país. Es probable que persista la resistencia política, pero las recompensas potenciales de la legalización son demasiado grandes para ser ignoradas por completo.
No podemos obviar, sin embargo, que África, como América Latina, es un continente que no ha dejado de estar determinado por condiciones históricas y por políticas e intereses extranjeros que han inducido a sus países a la exportación de materias primas más que a la manufactura de productos con valor agregado. En este sentido cabe preguntarse, ¿cómo pueden aprovechar los países africanos esta oportunidad para generar una industria que no sólo exporte materias primas y pueda innovar en otras formas de producción?
Desde los países latinoamericanos deberíamos mirar con atención el proceso de legalización que se está dando en África. Lo que ocurra allá podría entregar precedentes para un desarrollo cannábico similar en nuestro continente. Al final, los dos fuimos colonias y seguimos intentando descolonizarnos.
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