Para casi todo se puede decir que hay dos tipos de personas. Están los nocturnos y los amantes de la mañana. Los que toman café y los que prefieren el té. Los que optan por un mañanero para empezar el día y los que lo guardan para terminarlo. ¿Se puede hacer esa dicotomía entre el café y la marihuana? ¿O son más bien la combinación perfecta para quedar alerta y relajado al mismo tiempo?

Javiera Carrillo
Redactora
Se dice que el café lo descubrieron unos pastores etíopes que notaron que sus cabras se volvían más activas luego de comer los pequeños frutos que daba esa planta. No podemos saber qué tan cierta es esta historia, pero sí que el café, al igual que el cannabis, fue domesticado y ha sido consumido por distintas culturas desde hace miles de años. Pero, ¿qué tienen en común estos dos productos naturales? ¿Cómo se llevan entre ellos?
Tanto el cannabis como el café tienen propiedades terapéuticas. Consumir café reduce el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, párkinson, enfermedades cardiovasculares y diabetes del tipo 2, según han demostrado recientes investigaciones. El cannabis, por su parte, sirve para aliviar dolores crónicos, evitar náuseas, tratar trastornos del sueño, tiene efectos ansiolíticos y antiinflamatorios, y puede ser usada en situaciones de estrés postraumático.
Otro estudio muestra que el café y el cannabis, al igual que otras sustancias psicotrópicas, incrementan la producción de dopamina en el cuerpo. La dopamina es un neurotransmisor que suele relacionarse con la sensación de placer, y está ligado al aprendizaje, el sueño, la atención y el procesamiento del dolor. Es decir, ambas sustancias pueden influir en los estados de ánimos de las personas.
La fusión del estado de alerta y relajación que resulta del consumo de estos dos, viene siendo observado desde hace años. En 1857, el Dr. John Bell notó que el efecto del cannabis se veía potenciado por el consumo de cafeína.
Esta mezcla y su efecto es tan efectiva que el mercado la comienza a incluir paulatinamente en sus ofertas con cafés infusionados con cannabis, al igual que con otras bebidas alcohólicas.
Investigar más, permite que conozcamos mejor los posibles beneficios y peligros de estas dos sustancias que han sido parte de la humanidad hace miles de años. El que cada vez más gente los consuma, ha implicado, además, que el mercado se especialice en su producción y venta. Gracias a esto, hoy en día podemos comprar café según la proporción de variedades arábicas o robustas que nos guste, así como podemos elegir semillas de cannabis con un porcentaje determinado de índica o sativa (aunque, como mostramos en Pitos y Leyendas, esa diferencia no sea tan clara). Lo bueno es que ahora sabemos que podemos combinar tranquilamente ambos placeres.
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